jueves, 27 de marzo de 2014





                                    SEMANA SANTA            ( ¿ayuno y abstinencia?

      Decíamos ayer.........
En anterior entrada hablábamos, o era yo el que hablaba, de la costumbre que había por estas fechas de Semana Santa, de invitar con dulces y limonada a amigos y familia que se visitaban entre si, aunque  se fuera de condición humilde no faltaban los típicos bollos que se hacían "para estos días".
En la época de la que hablo no existían las modernas cocinas ni los hornos que ahora se instalan en los hogares. Por entonces los cocinas eran fogones de lumbre baja de leña o a más que llegaban era a las llamadas "cocinas económicas" que funcionaban con astillas y carbón mineral y con el paso del tiempo llegaron las de gas butano que incorporaban un  elemental horno sin grandes pretensiones, nada que ver con los actuales hornos "pirolíticos" que hasta se limpian solos, por no hablar de los distintos robots de cocina a los que con solo añadirles los ingredientes te hacen desde  tartas y bizcochos  a una paella de marisco ¿?.
Ante la carencia del horno y de instrumentos adecuados para la realización de los mencionados dulces, no quedaba más remedio que acudir al horno en el que se hacía el pan en las distintas tahonas que por aquel entonces había en el pueblo.
Como quiera que eran varias las panaderías, cada cual iba a la que normalmente compraba el pan, pues eso significaba un trato de fidelidad entre panadero-cliente, cliente-panadero siendo además una cantidad casi simbólica la que se le cobraba por el huso del horno y la mano de obra de quienes efectivamente se encargaban de la elaboración de los productos ayudados por los propios interesados
Dado que casi todo el mundo tenia su propio corral eran muy pocos los que tenían que proveerse en tiendas y comercios y pocos los artículos que tenían que comprar, rayaduras de limón y naranja, azúcar, especias como la canela y el anís y aceite y vino en algunos casos porque la manteca solía ser del cerdo matado meses atrás, la leche de alguna oveja o cabra y los huevos de las propias gallinas de casa, hasta chorizos para las empanadas  eran de la propia matanza como también lo era una especie de manteca roja a la que aquí se denominaba "cochambre" y que no es ni mas ni menos que la grasa resultante de cocer las morcillas  de caldera, recogida una vez enfriada convenientemente durante la susodicha matanza y guardada en ollas de barro de la misma manera que la manteca, hasta la utilización en los dulces de la Semana Santa. Ni que decir tiene que al no existir congeladores ni frigoríficos el sistema de conservación era mas bien precario con lo que al salir los bollos del horno   ( los de manteca y sobre todo los de "cochambre") tuvieran en algunos casos cierto sabor a rancio aunque eso era lo que menos importaba pues lo que realmente se estaba esperando,  era poder disfrutar de aquellos manjares que solo se hacían una vez al año. La producción actual de todo tipo de bollería y dulces en cualquier época,  resultaba impensable.
 En el horno solo se ponía la mano de obra, la harina debidamente pesada y las bandejas y útiles necesarios para hacer bollos y magdalenas.
Como casi todo el mundo quería tener sus dulces lo más recientes posible, solía ocurrir que en la semana anterior a los festivos el horno se saturara de personas haciendo sus dulces y no era extraño salir de madrugada ( las 2 o las 3) del horno y eso porque había que respetar la fabricación del pan del día siguiente.
A pesar de que quien amasaba y mezclaba siempre era la misma persona no todos los bollos, empanadas y magdalenas salían igual, pues el gusto de cada cual había que respetarlo aun cuando el principio fuera el mismo para todos y a pesar de eso había quién se quejaba porque sus magdalenas no habían subido o porque sus bollos estaban poco hechos o demasiado en fin descontentos siempre los hubo, descontentas, pues eran mujeres las que iban al horno.
Como queda dicho más arriba, la llegada de nuevos métodos a los hogares, con nuevos hornos y enseres junto con nuevos habitos de vida hicieron a las amas de casa fabricar en la propia lo que antes significaba tener que desplazarse y perder un día entero en el horno y además los corrales empezaron a decaer en lo que a animales se refiere y practicamente había que comprarlo todo con lo que no salía a cuenta por lo que la fabricación en las tahonas fue desapareciendo y hubo que dedicarse a fabricar para vender al público en general ante la demanda de quienes desean seguir degustando tales delicias.
La aparición de innumerables productos industriales de pasteleria, bollería y panadería en todo tiempo y lugar y  notablemente más económicos, sin importar calidad ni frescura, ha hecho que disminuya la cantidad elaborada por estas fechas de las especialidades de la tierra.
                                             
Los bollos se hacían y se siguen haciendo de manteca y  de aceite por aquello de la abstinencia. La elaboración y los ingredientes prácticamente son los mismos cambiando la manteca por el aceite.
Particularmente a mi me gustan más los de aceite, por su textura y por que en el tiempo no pierden su aroma y frescura, la manteca, por lo que decía más arriba pierde cualidades sobre todo en las estaciones más cálidas.

                                     
De manteca también son los que nosotros llamamos "bollos dormidos" y que los clientes llaman <nevaditos>  por su aspecto blanco como la nieve que les da el azúcar glass que llevan por encima.
Su elaboración es algo más laboriosa que los otros bollos pero su acabado lo merece pues su textura a la hora de degustarlos dejan una deliciosa sensación hojaldrada y un regusto que llama a coger otro y no digamos si lo acompañamos con una copa de vino "rancio" de las cubas que tenemos por aquí.

                    
Empanadas y tortas no pueden faltar en las casas de los "Praeños" en Semana Santa, mejor dicho en el Domingo de Resurrección y al día siguiente  "Día de la Caridad lunes de Pascua y romería en el Santuario de Ntra. Sra. de la Poveda, patrona de este pueblo.
Ya de antiguo era costumbre el Domingo de Resurrección cuando se subía en procesión a la ermita a buscar al Resucitado y cuando se daban alabanzas por la Resurrección de Jesús el cura párroco solía recitar aquella jaculatoria de:  ¡¡Aleluya, aleluya, cada uno con la suya!! ante lo cual se celebraba la buena nueva con el reparto de trozos de empanadas y tortas que los Pradeños y Pradeñas subían para tal efecto y el que no llevaba no se quedaba si ella pues eran compartidas por todos.
Hoy en día es el Ayuntamiento el que se encarga de proveer tales viandas y más de un avispado no solo toma lo que le corresponde sino que hace acopio indebido para su casa.
El lunes de Pascua se celebra el "Día de la Caridad", romería en la que las gentes que visitan a la Patrona, comen en la alameda que rodea la ermita y  la empanada o la torta, se degusta después de la comida, antiguamente filetes empanados y tortillas era el menú obligado en todos los corros, hoy las barbacoas, paellas y demás artes sustituyen a aquellos.
A pesar de lo que pueda parecer la empanada de la que hablo no tiene nada que ver con las típicas de hojaldre y relleno variado (atún, carne, verduras, etc.), estas son dulces hechas con una masa de harina,  manteca, azúcar, especias e ingredientes que le confieren una diferente sensación al paladar sobre todo si consideramos que las empanadas llevan unas rodajas de chorizo añadidas en su interior a la hora de cocerse, incluso hasta huevos enteros se pueden poner, las tortas son de la misma masa pero en su interior no llevan nada y suelen ser un poco más delgadas.
Siento no disponer de imágenes de los bollos de "cochambre" pero es que en la actualidad ya no se hacen pero eran igual que los de manteca pero su apariencia rojizo-anaranjado daban un particular aspecto lo que unido a su particular sabor dejaban una nota de rareza en las bandejas de dulces de la Semana Santa.
De igual manera las célebres "madalenas" ya no se hacen casi nunca pues hay infinidad de marcas comerciales que las ofrecen a mejores precios que los que se necesitarían para fabricarlas actualmente
Dejo para otro día "la joya de la corona" en cuanto a dulces se refiere pues ella necesita de un minucioso y detallado proceso explicativo.   LOS RETORCIDOS


            ALHAMAR 

            































 

lunes, 24 de marzo de 2014



                    SE APROXIMA LA SEMANA SANTA  (horno, bollos, "limoná"..............)


Como todos los años y por estas fechas llega el momento de preparar pertrechos y útiles para la fabricación de los dulces típicos de "la Semana Santa" que como en cada pueblo también se hacen en el mio
En la familia disponemos de un pequeño negocio en el que aparte de otras cosas se venden todo tipo de bollería y delicias para los "sacrificados" degustadores de dulce.
Siendo así, no podían faltar los tradicionales productos típicos de estas fechas y de esta casa, la cual lleva años, generaciones diría yo, fabricándolos de forma artesanal y con la dedicación y el amor que hay que dar para hacer bien las cosas.
Naturalmente no es lo mismo hacer una pequeña cantidad para consumo propio que aumentar la producción para la venta en la tienda con el consiguiente aumento de géneros y materias primas a manipular y conseguir darle el punto exacto de degustación y repito todo a mano y tan solo una pequeña amasadora que en los últimos años ayuda a mezclar los ingredientes el resto, refinado formado, horneado, azucarado etc., es realizado totalmente a mano si bien los hornos de ahora nada tienen que ver con los de antes que eran de leña y había que mantener añadiendo de vez en cuando troncos  y cerrando y abriendo el tiro para que ni fuera excesivamente alta la temperatura ni para que se enfriara demasiado y tener que esperar mas de lo necesario. En la actualidad los hornos industriales son automáticos, eléctricos, a gas, etc., y basta con fijar la temperatura deseada o necesitada y se mantienen el tiempo que se precise, vamos como los domésticos solo que con bastante más capacidad, así mismo en aquellos hornos había que introducir los productos con palas especiales para las bandejas en las que se horneaban los distintos productos, lo que significaba el riesgo de quemaduras, vuelcos y un considerable esfuerzo físico, hoy se hace la cantidad que se estima y en un carro con sus ruedas se mete de una vez lo que antes había que hacer en varias veces.
Hace años, cuando las relaciones humanas eran más intensas y todo el mundo participaba de la convivencia en determinadas épocas del año, era costumbre que en los días de "La semana Santa" después de las pertinentes procesiones, las gentes se visitaban en las casas primero se iba a una luego a otra o eras tu el que recibía y luego devolvías la visita, en fin un trasiego de amigos y conocidos en los días en los que el recogimiento no permitían "manifestaciones festivas" pero si servían para intercambiar puntos de vista de las cuestiones al caso que solían ser: la huerta, el campo, el tiempo y porque no alguna que otra cuestión de índole política pero sin profundizar.
A los visitantes y amigos que acudían se les agasajaba, como no podía ser de otra forma con dulces típicos de la época y lo que aquí llamamos "limona"  y que con diferentes componentes en otras partes llaman sangría. La "limoná" llevaba como ingrediente principal: el vino naturalmente, casi siempre tinto, aunque había quién la hacía-hace con blanco (a  mi me encantaba), además del vino se le añade agua, azúcar, zumo de limón y los más osados, canela, todo en las proporciones al el criterio del que la hace, lo de la canela no era siempre aconsejable dado que al mezclar con el vino produce (dicen) dolor de cabeza y también contaba la leyenda que al ser afrodisiaca, no era la mejor bebida para las mujeres ¿?
Además de estos líquidos y aderezos se le añadían trozos de naranja y limón con su cáscara que conferían el rico sabor al bebedizo que tomado fresco acompañaba a los dulces en su camino al estómago produciendo cierta euforia si se hacía honor a bandeja y jarra con demasiada ligereza.
Y así entre trago y bocado, saludos y parabienes se amenizaban las veladas nocturnas de los días de Semana Santa en los tiempos en que bares, cafeterías y demás centros de ocio apenas existían y que además el sentido de armonía y reunión de las familias y amigos primaba sobre todo lo demás.
Daba igual la clase social ( que las había y las hay) en la que te encontraras, todo el mundo participaba de aquellas costumbres con mayor o menor pomposidad pero pocos eran los que no tenían un vaso de limonada a punto con un bollo o una  " madalena" hecha " exprofeso" para estas celebraciones para todo aquel que visitaba la casa. Hoy las neveras están llenas de otro tipo de productos más cotidianos y menos hogareños aunque quizá con más "glamour" pero sin la calidez de lo hecho propio. porque , no lo he dicho, pero todo el mundo acudía al horno para hacer sus propios dulces, pero eso ya lo explicaré
Al iniciar esta entrada el objetivo era hablar de los bollos típicos de Villa del Prado para La Semana Santa y me he extendido en otras cuestiones con lo cual me he apartado del tema y como no quiero alargarme en esta entrada, dejo para otro día los bollos  con sus distintos variantes.

                                                           
                                     APETITOSAS ¡A QUE SI!  ¿Tortas? y ¿¿ Empanadas??

              El próximo día   mas bollos y os lo explico

                        

                             ALHAMAR