lunes, 15 de diciembre de 2014



                             AQUELLAS MORCILLAS DE MI ABUELA  ( ¿ o eran los adobos?)

 En tiempos ha, por estas fechas próximas a La Nochebuena e incluso ese mismo día se procedía a hacer la matanza del cerdo que durante todo el año se había criado y engordado en la propia casa.
En los primeros meses del año se adquiría el pequeño lechón, (aquí en mi pueblo lo llamábamos "corato" no se por que) que por supuesto una vez destetado ya estaba en disposición de comer cuantos desperdicios se generaban en las casas, peladuras, mondas, verduras desechadas, pan duro y algo, poco, de pienso para mantener el desarrollo del animal hasta la llegada de las primeras hierbas de la primavera, con las que el susodicho empezaba a coger los primeros kilos y kilo a kilo las primeras "@rrobas" con las que se medía el peso final del "cochino" y así
 era fácil oír en los días de matanza aquello de: "Pues El Tío Jampa   ha matao un guarro de veinte arrobas, o   eso no es na El Tío Bujerete uno de treinta....." y mas o menos este era el tema de conversación en muchos corros de ociosos y barras de bares del lugar. Y todo eso porque en casi todas las casas del pueblo se mataba un cerdo o dos o tres según el nivel económico de la casa y la extensión de la familia, dado que  el producto de la matanza se comía todo el año en guisos de judías, cocidos, chorizos, morcillas y tantos y variados productos como el sacrificado animal da para su consumo pues como decía aquel< del cerdo me gustan hasta los andares> y sería extenso enumerar aquí la cantidad de platos y recetas todos sabrosos y con fundamento, que diría un afamado cocinero.
 Y lo mejor de todo era que no conocían ni colesteroles ni obesidades a pesar de que torreznos, somarros y demás eran parte casi diaria de la dieta de "los praeños".
 Volviendo al tema del engorde, que como ya queda dicho en cada casa se habilitaba un recinto para acoger al cochino, naturalmente podemos imaginarnos los efluvios olorosos que ocasionaba en el ambiente que aunque solía estar en cuadras o patios retirados ( herrenes?) inundaba todo el entorno del pueblo.
Los mencionados recintos que acogían al cochino, que como tal se podían llamar "cochiqueras", "marraneras" pero mis paisanos generalmente las denominaban " borril pal  guarro", había que mantenerlos todo lo limpios que el llamado cochino permitía, pues si bien el nombre de guarro, cerdo, tiene merecido tal nombre por cuanto se reboza y retoza en porquería y suciedad no es menos cierto que nunca come si en donde se le pone la comida está sucio, conocido es el refrán aquel que dice que <no hay ningún cerdo que no sea escrupuloso>.
En los meses de más frio, principios y finales del año todos los cochinos permanecían en el pueblo y por los años que yo recuerdo había un señor, "El Tío Pernales; que por una cantidad acordada (poco más de una peseta  0,166 €) se encargaba de recoger a todos los animales porcinos y llevarlos en piara para que hozaran y pastaran en los lugares destinados al efecto en campo abierto; para recogerlos por la mañana el hombre hacía sonar una pequeña bocina a cuyo sonido los dueños habrían las cochiqueras y cada cerdo se incorporaba a la piara siempre bajo la vara vigilante del mencionado cuidador, por la tarde al regreso no se como, pero cada cochino se quedaba en su casa sin que nada ni nadie les obligara, algunas veces, pocas, por querencia se iban a otro borril y sabida la terquedad de los cerdos se les dejaba hasta el día siguiente en el que se correjía la anomalía.
Con la llegada del buen tiempo había que atender las huertas y allí se le trasladaba al gorrino en donde no faltaban todo tipo de productos de la huerta que por defectuosos, exceso de madurez o cualquier otra causa eran desechados y suponían un excelente alimentación además de un ahorro del que quienes no tenían huerta carecían.
Acabado el verano y cuando los productos hortícolas empezaban escasear se recurría a otros medios de alimentación y como la abundancia de higueras en aquellos tiempos era bastante abundante, se recogían todos los higos posibles, ya secos naturalmente, y junto con algo de salvado servían como alimento inmejorable, con eso, las patatas de desecho, peladuras, las pocas bellotas y diferentes complementos alimenticios hasta que llegaba la hora del sacrificio.
"La Matanza" era un acontecimiento familiar en el que chicos y grandes participábamos de alguna manera pues eran muchas y variadas las labores a realizar para que  todo estuviera a punto a la hora de acondicionar todos los productos del animal.El día anterior al evento se preparaban cacharros y utensilios, artesas, cuchillos, caldera, leña, especias y todo cuanto fuera menester.
También se pelaba y se ponía a cocer la cebolla que serviría para elaborar,  junto con la sangre de cochino, manteca y diferentes especias, las exquisitas "morcillas de caldera".
Naturalmente se había apalabrado la presencia de la correspondiente "mondonguera" que sería la encargada de preparar los aliños y las distintas mezclas de especias con sus proporciones y medidas  tanto de sal como pimentones y demás condimentos así mismo supervisaba las distintas faenas propias de la matanza como eran la limpieza y rasurado de animal, el" lavado del vientre" del susodicho, el picado correcto de la carne para embutir, en fin nada escapaba al control y la vista de una buena mondonguera, y desde aquí quiero rendir homenaje a quien para mi hacía las mejores "matanzas" de todo el pueblo.
"La Tía Anastasia" era una de las más solicitadas mondongueras del pueblo por su limpieza,  no vi nunca a nadie "lavar el vientre" como lo hacía ella con sus propias manos y en agua casi hirviendo lavaba  una y otra vez las tripas del cerdo sacrificado volviéndolas del revés una y otra vez en aguas limpias  y siempre hirviendo sin escatimar energía ni agua,  tantas veces como consideraba fueran necesarias hasta que limpias de todo residuo de olor o  sabor quedaban listas para ser rellenadas del picadillo de morcillas o chorizos. Por sus adobos,  que duraban  hasta casi el verano entonces
 cuando no se conocían los frigoríficos, sus chorizos no se ponían duros y sus morcillas de caldera ¡hay que morcillas! no las he comido igual desde entonces.
Las morcillas de cebolla, ( las aquí llamadas de caldera) que hacía mi abuela Anastasia no las he vuelto a comer por más que cada vez que las veo en la carnicería las compro, pero que va, ¡ni la "pringue" ni el sabor ni la textura tienen nada que ver!
 Volviendo a la matanza y sus preparativos, todo era un ir y venir en preparativos y el día señalado para el sacrificio había que reunir a varios hombres para poder manejar al cerdo y llevarlo a donde el matarife  se encargaba de darle la cuchillada mientras alguien se encargaba de recoger la sangre que despues sería utilizada en morcillas y guisos.
Lo de varios hombres no era ni más ni menos porque dada la reseñada tozudez de los ccochinos unida a la fuerza y el empuje de un animal de casi 300 kilos unido a las ansias de sentirse herido hacian necesarias la pericia y el esfuerzo de brazos no precisamente débiles, casos se dieron de que despues de herido en el banco del matarife, saliera despistado en un dantesco trotar de chillidos y bufidos con dentelladas a diestro y siniestro hasta caer desangrado.
Muerto  el animal se procedía a su limpieza exterior para lo cual se le sumergía en un baño de agua hirviendo que la caldera previamente puesta en sus "trévedes" había calentado sobre un buen fuego de leña.
Se le frotaba al cerdo con unos útiles hechos a propósito que diponían de un mango de madera para sujetar una especie de cuchara grande, con ellas y con todo lo que sirviera para raspar se eliminaba toda la suciedad que el pobre marrano había acumulado sobre su piel.Limpio de toda suciedad se procedía a eliminar todos los pelos que de natural acompañan a la corteza del cuerpo para lo cual
se prendían unas especie de antorchas de hojarasca, tomillo, romero, etc. pasándolas a lo largo y ancho de todo el cerdo socarrando y eliminando todo resto de las llamadas cerdas capilares.
Limpio y reluciente desde la geta hasta el rabo, el cochino era colgado de las patas traseras y una vez puesto en situación se procedía a la extracción de vísceras e intestinos procurando no reventar ninguna de las partes vitales para evitar ensuciar todo el interior del cochino porque además el "vientre" servirá para rellenar del picado de cebolla, sangre, algo de manteca y sus especias y tener las r´cas morcillas de caldera, con la parte del intestino más grueso que se solía llamar " la tripa del culo" se rellenaba del mismo picado que los chorizos. De la parte de los intestinos salía una glándula, si así se puede llamar, de la que los chicos estábamos pendientes, pues con ella podiámos diponer deuna estupenda pelota  o un globo con el que jugar y divertirnos pues no olvidemos que hace 60 años no teniamos ni tv ni Play ni todas esas cosas y cualquier novedad era recibida con alborozo, me estoy refiriendo a lo que nosotros llamábamos "la melecina"? que no era otra cosa que la vejiga urinaria del cerdo , que una vez lavada e inflada cumplía las funciones reseñadas divirtienndonos la chiquillerí hasta que se rompía. Con asadura, bofe y corazón se guisaba con patatas y servía de almuerzo para todos los que disfrutaban de la fiesta porque al fin y al cabo no dejaba de ser una fiesta.
A partir de aquí toda una frenética actividad acompañaba en todo el entorno de la matanza, había que llevar ciertas partes al veterinario para descartar enfermedades, se empezaba a descuartizar el animal, naturalmente con el cuidado que requería cortar cada pieza por donde correspondía, picar, sazonar,  embutir morcillas y chorizos.
Pero con ser frenética no estaba exenta de meticulosidad, pues por ejemplo, una vez rellenadas las morcillas y atadas a su medida había que cocerlas pues recuérdese que la sangre estaba cruda y había que darle su punto y vigilar que la cocción no las reventara, yo recuerdo a mi abuela con una aguja de las de coser, quizá un poco mas grande, dándole pinchazos para sacarles el aire y hacer que soltaran el exceso de grasa, grasa que por otra parte. una vez retiradas las morcillas y enfriado el agua, quedaba flotando con un color rojizo, a esta grasa se le llamaba cochambre y con ella se hacían unos bollos riquísimos, además de estas se hacían otro tipo de morcillas llamadas de verano por ser con ellas con las que, además de otros ingredientes, se hacían los cocidos hortelanos del verano. Estaban elaboradas con la carne mas grasienta o menos apta para los chorizos a la que se añadía calabaza cocida y sus correspondientes aliños.
La tarea de picar era realmente laboriosa puesto que hasta que aparecieron las primeras picadoras (manuales), había que hacerlo a mano con cuchillos y navajas de buen corte; el introducir el producto de chorizos y morcillas en sus correspondientes reductos de igual manera se hacía a mano para lo cual yo recuerdo que había unos embudos con la embocadura al tamaño de la tripa, por los que con la ayuda de un palo fabricado al efecto se iba introduciendo y llenando las correspondientes ristras que una vez atadas conformaban un vistoso y colorista regalo para vista y olfato.
Durante los días que duraba el evento cualquier parte del cerdo era susceptible de ser probada, pues a la asadura del almuerzo se podían unir unos ricos chicharrones (entre carne y manteca) fritos en la lumbre, o unos torreznillos recién cortados, un "somarro" sobre las brasas con un poco de sal, la morcilla de cebolla recién sacada de la caldera y así hasta comernos el cerdo entero por que como ya dejé dicho la matanza era una fiesta para comer y beber en buena armonía con vecinos y familia de casa en casa para echar una mano y ser ayudados entre si.
Me supongo que en cada sitio de España habrán tenido sus costumbres y modos de hacer pero de lo que si que estoy seguro es de una cosa...< morcillas como la de la abuela Anastasia no las hay en ninguna parte> 







TRÉVEDES, CUCHARONES, PEROLES Y ORZAS,    CACHARROS TODOS INDISPENSABLES
             EN UNA BUENA MATANZA  


                                               ALHAMAR


















   

















  

martes, 9 de diciembre de 2014



    


            



         DE MI COSECHA







   VIEJAS COSTUMBRES   (o no tan viejas)

Todos los pueblos, culturas y nacionalidades tienen una innumerable cantidad de particularidades que les diferencian entre si haciendo que sus costumbres varíen, de modo que lo normal en un sitio sea objeto de extrañeza en otro y que algunos usos del lugar molesten a los recién llegados y les cueste asimilar y comprender la razón de tales prácticas.
Aunque bien mirado, existen modos y formas que la práctica totalidad de los pueblos de España utiliza o ha utilizado en mayor o menor medida; entre esas maneras está, y además de forma muy notoria, la de dar nombre distinto al original a determinadas cosas, consiguiendo de esa forma, crear un variado y rico vocabulario de sinónimos, alias y apodos y así nombrar a la misma cosa de distinta manera o como en el caso de los "motes", dándoles significado o cualidad a determinados personajes se ajuste o no a la personalidad del "moteado" porque como es natural no siempre reflejan particularidades o condiciones del aludido, solo son fruto de algún comentario jocoso en alguna reunión festiva y que da lugar a que con la alusión repetitiva en determinados momentos, surja espontánea y corra como reguero de pólvora una determinada ocurrencia que con el paso del tiempo queda fijada en el entorno, arraigando tanto, que es posible conocer al aludido más por el apodo que por su propio nombre y apellidos.
Ni que decir tiene que el destinatario del nuevo patronímico, en la mayoría de los casos no compartía el nuevo enriquecimiento en la forma de nombrarle, ya que en algunos casos exageraba determinados rasgos físicos u otras cualidades nada agradables e incluso insultantes, en fin que muy pocos se sentían contentos por saberse mencionados en tertulias y reuniones por sus "motes", pues aunque algunos denotaban cierto cariño, casi todos estaban puestos con muy "mala leche" a pesar de la jocosidad resultante para los no damnificados. No es de extrañar pues, que surgieran verdaderos altercados cuando sin querer o queriendo? salia a relucir el susodicho apodo en presencia del interesado.
Posiblemente en todos los pueblos de España haya verdaderos genios a la hora de colocar apodos a las personas pero en el mio existe algo especial que hace que muy pocos se escapen sin ser colocados con su mote, si bien es cierto que en Villa del Prado se va perdiendo un poco la costumbre pero todavía se acoplan algunos  por razón de su apariencia o actividad laboral y desde luego los hay que pasan de padres a hijos.
En estos años y con la inestimable ayuda de personas de buena memoria y generaciones anteriores a la mía, he intentado la mayor cantidad posible de motes, apodos y sobrenombres que vivieron y viven en mi pueblo y que circulan de boca en boca en conversaciones de los ciudadanos y si al poner los motes hubo mala idea o ganas de hacer daño, no así ocurre cuando se utilizan para identificar mejor a determinada persona pues en el transcurso de una conversación si digo, por ejemplo, he estado con Luis es posible que no quede claro de quién estoy hablando, mientras que si digo: estuve con
"Tres Metros" no hará falta dar más explicaciones.
Como decía más arriba a lo largo de estos años he conseguido reunir mas de 700 motes contrastados la lista sigue ampliándose porque de vez en cuando alguien se acuerda de alguno que no estaba en la lista. Para no hacer exaustiva esta entrada otro día entraremos con algunos de los apodos de mis paisanos porque realmente hay algunos realmente curiosos y los hay de todo tipo ADÓN, AMETALAO, BALUMBO, CURRUQUECO, GALICHA, JAMPA, LANDRA, son solo una pequeña muestra de la cantidad de motes que sin tener un significado claro si lo tuvieron cuando surgieron de la inventiva popular
Por otra parte hay que decir que parte de este texto forma parte del que escribí cuando finalicé la recopilación de los primeros más de 700 ,  allá por el 2007, a los que como decía sigo añadiendo cuantos aparecen nuevos
El próximo día más



                                 ALHAMAR


















martes, 2 de diciembre de 2014



                     ¿POR QUE  ELFUTBOL ?     ( quizá sea lo más fácil)

 En estos días, (el domingo día 30  concretamente) ha ocurrido un hecho lamentable, deleznable y sin ninguna justificación, no ya en un acto deportivo, sino en cualquier hámbito de la convivencia del ser humano en la sociedad civilizada que se supone en los tiempos actuales en los que presumimos de tecnologías tan adelantadas y que en muchas ocasiones el ser humano utiliza tan mal.
La muerte de un ser humano en cualquier circunstancia, siempre es una tragedia, aun lo es más si esta se produce en el entorno de una celebración deportiva como es un partido de fútbol en donde se supone que debe imperar el raciocinio y el entendimiento y el contrario lejos de ser un enemigo, tan solo  debe ser un rival al que intentaremos vencer deportivamente y con las reglas establecidas para el caso.
Cuando acabe  el enfrentamiento, (deportivo naturalmente) habremos de tender la mano a quienes portan otros colores; para felicitarles por la victoria si así fuera o para animarles si quien disfruta del éxito hemos sido nosotros y nunca burlarse y menospreciar al vencido.
¡¡Que utopía más grande!! en estos tiempos en los que no respetamos nada ni a nadie y los valores de deportividad, amistad y compañerismo se limitan a compartir unas cervezas, o lo que sea, (en grandes cantidades por supuesto) es difícil encontrar la empatía y la ecuanimidad que requeriría cualquier acto en el que intervienen seres racionales e inteligentes?.
¿Tiene de todo esto, la culpa el fútbol? Mi modesta opinión es: ROTUNDAMENTE NO.
Quizá por que mi debilidad sea el fútbol, cada vez que ocurren incidentes como los del pasado Domingo, me siento desorientado y confundido y no paro de pensar  porque existen los energúmenos, no ya que ejecutan los vandálicos acontecimientos, porque son descerebrados sometidos a lavados de cerebro e inducidos, sino por quienes directa e indirectamente manejan el negocio, porque ultimamente este deporte es eso negocio, mercadeo y utilización sin escrúpulos de lo que en otro tiempo fue un maravilloso deporte.
A tales cotas hemos llegado, que en el último partido entre "rivales eternos" ante la ausencia de declaraciones explosivas de jugadores de uno y otro bando, algún reputado medio de comunicación, tildó el evento de " Derbi descafeinado" en el que no había habido ninguna bronca y el árbitro no había tenido casi que intervenir, aunque eso si, fue un gran partido de fútbol, puedo dar fe de ello.
Eso es una pequeña muestra de como se interpreta y se entiende  la rivalidad.
Otro ejemplo, el otro día viendo un partido de juveniles el papá de uno de los chavales se pasó todo el partido no ya increpando sino insultando al árbitro y a todo jugador contrario que osaba diputar el balón con su hijo (buen ejemplo para el muchacho)
Y tantos y tantos ejemplos negativos que siembran el rencor y el odio en vez de tender puentes para lo que debe ser el deporte.
Hoy en día en que cada partido de fútbol genera infinidad de recursos económicos sobre todo si son esos especiales "partidos del año" y para explotar esos recursos se montan infinidad de medios que hay que mantener a base de generar noticias del tipo que sea. Si tal  jugador estornuda es un gesto ofensivo para tal  contrario y siempre hay un alma caritativa que lo interpreta y se lo cuenta por que en aras de la información es su obligación.
Montones de cámaras vigilan cada movimiento de jugadores, balón y árbitro y en las jugadas dudosas repiten la acción hasta la saciedad y se da la circunstancia en algunos casos en los que  los 4-5-6 opinadores no se ponen de acuerdo en si si o en si no y al final del partido cuando las pulsaciones están al máximo y el genio a mil por hora, le meten al futbolista el micrófono para que suelte pestes del árbitro, del que le entró duramente o de la lluvia que ha caído y claro luego se vuelve repetir se saca de contexto  y enerva los contrarios de tal manera que aparecen los insultos y aficionados y forofos crean un clima de tirantez que lleva a a lo que lleva.
Podría parecer que estoy matando al mensajero, nada más lejos de la realidad, pues los medios informativos deben de estar para eso para informar, pero de manera objetiva y sin partidismos y sin ahondar en determinadas circunstancias que forman parte del propio juego y que como tal se debe de entender.
Para vender periódicos y llenar programas se recurre a todo tipo de técnicas sean éticas o no y se emiten programas de tertulias monográficos para cuantificar errores algunos reales y otros inventados.
En fin lo realmente cierto es que se ha llegado a un estado en el que habría que tomar medidas, dirigentes políticos y deportivos, prensa y todos cuantos rodean y viven de ese deporte llamado futbol que se juega once contra once en un terreno de juego con un balón de por medio y un árbitro que aplica unas reglas establecidas y que como ser humano se puede equivocar como el delantero centro se equivoca cuando falla un gol  cantado o el portero se le cuela por entre las piernas.
Eso es el fútbol y no la violencia de quienes se sirven de el para medrar o para esconder sus fracasos humanos amparados en la masa
Viva el fútbol jugado con nobleza y voluntad y fuera quienes lo ensucian con actitudes como las del domingo.


                                     ALHAMAR