jueves, 9 de julio de 2015




                                              ALHAMAR



                                          ¿CALOR? ¿QUE CALOR?  (¿no estamos en verano?
                                   



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               Por Santiago y Santa Ana pintan las uvas y "pa" la Virgen de Agosto ya están maduras


Partiendo de la base de que el verano y mas concretamente el calor, me agobia, me aplana y pone todo mi físico en un estado de malestar general abrumado por los sudores generados por cualquier acto por más leve que sea y en el que la ingesta de líquidos de cualquier índole es constante, creando esa sensación que decimos en mi pueblo de"estoy implao" cuando nuestro estómago está lleno,  solamente la ducha o el baño vienen a paliar en alguna medida la sofocante sensación que durante la época estival padezco.
Ahora bien, a pesar de que el verano no está hecho para mi, tengo que reconocer que es la estación en la que la vida es más sencilla y fácil para todo.
Me explico. La calidez de las temperaturas de la estación veraniega nos permite vivir todo el tiempo en la calle pues no necesitamos cobijarnos de nada y si acaso cualquier árbol, puente o sombrajo nos librará de los rigores solares de las horas más calurosas, aunque desde luego los hay que prefieren dichas horas para pasárselas estirados sobre una esterilla untados en aceites y cremas listos para una buena parrillada y si no, solo hay que visitar alguna piscina o acercarse a alguna playa para ver la cantidad de gente que se somete voluntariamente al suplicio de absorver sol, calor y sofocos.
En serio, en el verano la vida fluye en los seres humanos, animales, plantas y todo cuanto se mueve en nuestro mundo y es mas fácil sobrevivir aunque se disponga de pocos medios.
Dicho todo esto me parece bien que la gente disfrute con el calor y que el verano sea un punto de referencia de las personas que buscan sus vacaciones en lugares de sol y playa, en sofocantes jornadas al lado del mar. que aguanten interminables caravanas para acercarse a pasar un día achicharrante en algún río o pantano de por la zona, o más lejos aun.
Con todo esto todavía la gente se queja del calor ¡uf! ¡esto no es normal! ¡que calor!, ¡esto es demasiado!, como si en Julio nunca hubiéramos alcanzado los cuarenta grados y se derritieran hasta los pensamientos.
Recuerdo en mi infancia transcurrida al lado del río. prácticamente dentro de el, en la que los meses de Julio y Agosto las temperaturas no dejaban "resollar", que se decía entonces, ni a las chicharras; no disponíamos de neveras y el botijo de agua fresquita era lo único que mantenía la sed a raya.
Los hortelanos iniciaban su labor muy temprano para poder hacer recolecciones y tareas en las horas en las que el sol no estaba en lo alto aunque no siempre esto fuera posible y haciendo acopio de energía y protegidos con su sombrero, continuaran con tareas inaplazables.
Como ya dije los frigoríficos vinieron mucho después y el aire acondicionado consistía en un buen baño en el estanque del agua fresca recién sacada del pozo, para el riego de la huerta.
¡Ah! y para comer a medio día un buen cocido con su sopa y todo. Calor ¿que calor?
¿Y los segadores? en medio del campo sin una sombra en la que tomarse un respiro;  no olvidemos que antes de las modernas cosechadoras con aire acondicionado y todos los adelantos y modernidades posibles, existían los segadores que hoz en mano y en plena canícula despachaban "fanegas y fanegas" de cebada, trigo o lo que se terciase sin mas refresco que el botijo o un buen trago de la bota y con el acompañamiento de un gazpacho "refrescado" a la sombra de la mies.Calor. ¿Que calor?.
Recuerdo aquellos días de fuego abrasador sobre nuestras cabezas mientras caminábamos de un sitio a otro sin más protección solar que alguna gorrilla de trapo en la cabeza o el consabido sombrero raído de paja, ni protectores para la piel ni cremas ni gaitas. mi hermano y yo al iniciarse el verano solo usábamos un ligero bañador (mas bien taparrabos) y unas alpargatas de cintas con el piso de esparto y de esta guisa pasábamos todo el verano correteando, descalzos casi siempre, por caminos, huertas y trochales, entre cantos de chicharras y el abrasante vaho de la tierra achicharrada por soles de justicia.
En los primeros días de la exposición al sol, nuestra piel se quemaba y se abultaba en ampollas que con el paso de los días y con el alivio de paños fríos que mi madre nos ponía, se convertían en pieles que separábamos del cuerpo como las serpientes cambian su camisa, una vez superados estos primeros días ya estábamos preparados para aguantar el resto del verano y nuestra piel se oscurecía adquiriendo ese tono color canela que hoy está de moda y por el que la gente no escatima sacrificios y dinero con rayos   U.V.A. y demás maquinaria amen de afeites y cremas de todo tipo.
Nosotros no necesitábamos de aquello y hasta tal absorbiamos sol y calor que acabado el verano  el tono de nuestros cabellos, de natural algo rubio, se había vuelto casi platino; causábamos hilaridad en nuestros padres y familiares cuando en alguna ocasión decidíamos quitarnos el pequeño taparrabos  pues no parecía sino que llevábamos puesto otro bañador blanco bajo el anterior, tal era el contraste entre lo expuesto al sol y lo tapado por la escasa tela.
En los tiempos de los que hablo no estaba tan de moda lucir moreno por lo que en las huertas, como quiera que las mujeres tenían que ayudar a maridos, padres y hermanos, no quedaba mas remedio que ponerse a la faena protegidas, sobre todo las mas jóvenes y solteras, de manera que el sol  no rozara ni un centímetro de la piel pues había que presumir de blancura impoluta en cara brazos, y piernas en el baile de los domingos y es más, al aproximarse las fiestas patronales, allá por septiembre algunas de las mencionadas jóvenes, pasaban algunos días en casa de algún familiar de  la capital para de esta manera borrar cualquier signo de bronceado y lucir lozanas y frescas para las fiestas en las que estrenaban sus "galas" ante "forasteros" y locales.
No es posible imaginar el suplicio que debía suponer el taparse con camisas y vestidos cerrados hasta los pies enfundados en gruesas medias, manos  enguantadas hasta el codo y cabeza y cara protegidas del pañuelo fuertemente anudado sin dejar escapar un pelo y por si fuera poco, un enorme sombrero tapándolo todo y la temperatura   rondando los cuarenta grados. Calor. ¿Que calor?.
En estos tiempos que disponemos de todo tipo de medios para combatir el calor enseguida nos quejamos de las temperaturas y desde todos los medios de comunicación nos bombardean con incesantes alusiones a los calores que vamos a padecer, las autoridades declaran las alertas, amarillas, naranjas o rojas en función de la altura que se espera en los termómetros y cada vez que vemos un telediario o cualquier informativo nos sube "la calor" por el cuerpo con las imágenes que nos muestran las temperaturas de la "famosa ola de calor" y yo digo: ¿no estamos en verano? pues eso.... lo anormal sería que nos tupiéramos que poner  la calefacción porque en Julio  nevara, pero que haga calor es lo lógico.
Insisto. a mi particularmente no me gusta el calor,    prefiero los meses de frío y lluvia pero si que se que hay una cosa cierta y  es que en invierno tiene que hacer frío, mucho frío y en verano calor. mucho calor así es que debemos asumirlo y procurar buscarnos los medios de los que nuestros antepasados carecían y que gracias a la técnica afortunadamente podemos disfrutar.
Los tiempos cambian para mejor en algunas cosas y aunque otras permanezcan inamobibles (frio, calor, sequías, lluvias) disponemos de mejores medios para combatir los efectos desagradables que puedan ocasionarnos lo que ultimamente se ha dado en llamar "OLAS" de calor o de frio, asi es que, Calor. ¿Que calor?.Yo particularmente trataré de utilizar todos los medios posibles para  paliar sus efectos.


                                               Girasoles  dorados en el verano son

                        9 de Julio de 2015



           ALHAMAR




























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