( ande,ande, (ande, que ya es nochebuena)
Es tiempo obligado hablar de Navidades, Nocheviejas, Papa Noel, Los Reyes, lotería, regalos, cenas, comidas, los anuncios incesantes de colonias en la tele, el bombardeo de todo tipo de propaganda de infinidad de ofertas de productos para celebrar la Navidad, así como juguetes y artilugios para regalar a pequeños y mayores.
Las iluminaciones y decoraciones que dicen evocan el tiempo de la Navidad hace casi un mes que están en pleno funcionamiento incitando al consumo y el gasto en tiendas y grandes almacenes que con la excusa del famoso espíritu navideño cada año adelantan sus ventas de productos y regalos exprimiendo los recursos de los pobres consumidores de tal manera que lo que antaño eran fechas de encuentros, reuniones y celebraciones familiares, de alegría y felicidad, de fiesta y participación con vecinos, amigos y familia, en las que los principales protagonistas solían ser los más pequeños, pues todo aquello ha desaparecido y la humanidad que destilaban por entonces las compras navideñas han derivado en puro mercantilismo y en muchos casos ( la mayoría) en un consumismo exagerado y desproporcionado.
Recuerdo que siendo niño esperaba "La Nochebuena" (no Navidad), con la gran ilusión de oír cantar a mi madre el tan célebre " ande, ande, ande, la marimorena" o las consabidas coplillas dedicadas de:
""Del cielo bajo una estrella y se -páro- en un pito
y estaba por la salud del señorito Angelito
señorito Angelito no se enfade usted
que es una coplilla que le canto a usted
y si usted se enfada como si se contenta
deme el aguinaldo que estoy a la puerta"
Y así una tras otra con acompañamiento de almireces y zambombas que mi padre habria hecho con la piel de algún conejo, buscando rimas sencillas se nombraba a cuantos nos reuníamos alrededor de la lumbre esperando para cenar y cuando se acababan las coplillas se iniciaba un nuevo rondo de canciones y villancicos de los que ahora no se escuchan en ningún medio.
La cena por aquellos años no era lo exagerada que actualmente practicamos, la lombarda, coliflor, repollo (teníamos la suerte de vivir en el campo) era un primer plato que no solía faltar y de segundo algún pollo o gallina del propio corral y si por casualidad había tenido lugar alguna cacería días antes, probablemente algún faisán destrozado por el tiro y desechado por el cazador y que habilmente mi madre acondicionaba y guisaba para esa cena.
Por entonces era difícil conseguir en estas fechas algo tan normal como un tomate, sin embargo no se como mi padre conseguía mantener desde que se acababa la campaña de las huertas allá por Septiembre, frescos y tersos unos cuantos tomates que en una buena ensalada nos sabían a gloria.
Alguna granada y unas natillas o arroz con leche eran el postre que rematábamos con un pedacito de turrón y algún "gallito" ( así llamábamos a las figuras de mazapán) de harinosa y dulzona textura.
Y así celebrábamos " La Nochebuena" entre nuevas coplas y con la pena de que se acabara la noche.
Ni que decir que ni radio ni televisión formaban parte de los enseres domésticos de entonces por lo cual la velada no se prolongaba mucho.
Con el pasar de los años y el cambiar de residencia las cosas se tornaron mas completas. En el pueblo íbamos a pedir el "aguinaldo" y sacábamos algunas perrillas, no muchas, y conforme nos fuimos haciendo mayores y la situación económica mejoró, también cambiaron muchas cosas
Recuerdo como mi madre el día de Nochebuena preparaba una bandeja de turrones en la que no faltaba de ninguna especialidad la verdad es que era espectacular y conforme mis hijos tuvieron uso de razón les encantaba subir esos días de nochebuena y disfrutar de lo que ellos mismos dieron en llamar "la torre de turrón de la abuela Trini", quizá los años de escasez obraron en su subconsciente de manera de desquite, sea como fuere la bandeja aparecía todos los años mientras estuvo entre nosotros.
Los días de Navidad no tenían especial relevancia para nosotros sobre todo cuando vivíamos en el campo, después en el pueblo, recuerdo que nuestra madre, nos llevaba a besar el pie al Niño Jesús
( eso todavía se hace en Misa del Gallo, Navidad, Año Nuevo y creo que en Reyes)
y ver el belén de la iglesia y conforme salíamos nos recorríamos los belenes más notables que por entonces se montaban en el pueblo o las casas en las que mi madre tenia confianza y nos invitaban a pasar y de paso nos obsequiaban con algún dulce.A mi particularmente siempre me gustó ver los distintos belenes o nacimientos que en cualquier lugar se montaban, creo que son la esencia de lo que es La Nochebuena; en el belén se reune lo mas humilde, pastores, lavanderas, panaderos, herreros y toda la fauna de oficios y personajes y a la vez reyes y magos y todos comparten sin competir.
Independientemente de creencias e interpretaciones creo que "el nacimiento","el belén" o "el pesebre" como lo denominan en otros sitios debería ser signo de unidad, de paz y de entendimiento entre los hombres
Por todo eso en la primera Navidad en la que tuve mi propia casa lo primero que instalé fue un belén, pequeñito, pero un belén, su mula su vaca , La Virgen, El Niño y San José en un portal que me fabriqué en la obra y en la propia obra ya había tenido instalado otros años un rústico nacimiento con figuras de cartón que hasta el propio jefe de obra había tenido a bien visitar.
Al nacer mis hijos la propia ilusión se la fui trasladando de forma que ellos cogieron el relevo y año tras año fuimos aumentando figuras, espacios y compromisos que espero y deseo que ellos se lo trasladen a su propia descendencia y mantengan viva la ilusión por continuar con costumbres y tradiciones, yo sigo montando el mio todos los años a pesar de que las facultades no sean las mismas pero quiero que mis nietos que todavía no entienden, vayan bebiendo de ese verdadero espíritu que es La Nochebuena en sus villancicos y sus coplillas, en su jaleo y ruidos de panderetas y zambombas, en sus risas en la alegría de jugar con las figuritas, en cambiar las ovejas y los patos de sitio, en adelantar los reyes un poquito todos los días, en comprar algo nuevo todos los años, y disfrutar de la fiesta sin pensar en regalos ni historias egoístas en las que Papa Noel debe ser un simple invitado
y que la cena solo sea la excusa para estar todos reunidos, abuelos. hijos, nietos, primos y cuantos conforman el nucleo primigenio de la sociedad en la que vive el hombre LA FAMILIA
UNA NOCHEBUENA PARA TODOS EN NOCHEBUENA
ALHAMAR
