miércoles, 19 de noviembre de 2014




Daniela  Y Ángel III


                VAMOS A INTENTAR ESTAR DE NUEVO EN LA ONDA (¿O son ondas? )

  Ha pasado mucho tiempo desde que hice mi última entrada, no se porque he tardado tanto en volver, quizá por un poco de desidia o por falta de tiempo algunas veces o por vete tu ha saber porque el caso es que ha pasado bastante tiempo y a la vez han ocurrido cosas, todas buenas,dejando a un lado las cosas de la salud, leves pero con algunos achaques propios de la edad, pero en fin, dejando a un lado esas menudencias podemos decir que todo lo acontecido ha sido satisfactorio.
A los dos maravillosos nietos con los  que Ángel y Vanesa nos  habían alegrado y llenado de alegría Daniela con dos años y pico y todo un carácter con su abrumadora  actividad y su necesidad de ser atendida y seguida en momentos en los que te la comerías. Ángel que vino al mundo en las vísperas de las navidades pasadas por lo que todavía no ha cumplido el año, durante el cual nos ha ipnotizado por su tranquilidad, su dulzura (siempre riendo) y su espectacular físico de niño de anuncio, pero que ya empieza a reclamar su cuota de atención con sus "gateos"  o sus "pedorretas" con la cuota que conlleva en los celos, "pelusa", decimos aquí, de su hermana, pero en fin nada que no se pueda solucionar lo cierto es que cada momento que pasamos con ellos se nos hace corto y disfrutamos plenamente con todos y cada uno de los gestos, risas, llantos y mohines de Daniela y Ángel.
Como decía mas arriba: a esos dos "preciosos", dice su abuela, nietos se unieron allá para el mes de Mayo otras dos nuevas perlas en el collar de nietos que en menos de dos años nos ha destacado de la media de nieto por abuelo que según un artículo que leí en algún sitio era de uno por abuelo.
Dos de golpe María y Carmen, dos pequeñitas pero sanas y  preciosas niñas con las  que Montse y Edouard han ensanchado el "ámbito abueril" sin menoscabo de el amor que destinamos a lo que es la prolongación de nuestros hijos sean cuantos sean.
Las circunstancias hicieron que por lejanía tuviéramos que desplazarnos hasta Niza y allí esperar a que se produjera la esperada llegada de los nuevos miembros de la familia. Acompañar a nuestros hijos en los momentos en los que nos necesitan no es ya una obligación sino la satisfacción plena de que la familia es como un núcleo en el que las diversas partículas actúan en el momento y modo debido, con amor, ternura y dedicación.
Si bien la llegada de María y Carmen fue sin sobresaltos el tiempo de estancia duraría todo Mayo y casi todo Junio. Y a la vuelta preparar todo para recibir en casa a "los" "las" "franchutes" y como es natural con el consiguiente revuelo y algazara de toda la familia "tías abuelas", primos, primas, tíos, tías y la consiguiente colección de amigos y conocidos que quisieron conocer a "las Francesitas".
Todo un verano completo y pleno de nuevas experiencias con dos bebes iguales a los que atender, un biberón por aquí, cógela que llora por allá, en fin sin aburrirse .
Hubo algún nubarrón como fue la enfermedad de Daniela que afortunadamente pasó no sin el sufrimiento de mi pobre niña que realmente pasó unos días tristes y dolorosos.
Pasado el verano hubimos de viajar nuevamente a Niza pues como queda dicho las necesidades de nuestros hijos son las nuestras y nuevamente alargamos nuestra presencia hasta que consideramos que  bien está lo que  está bien,( no se si me explico) llegado el momento hay que dejar que las cosas tomen su desarrollo normal. (¿Está claro?). pues eso.
Ya de vuelta en casa toca normalizar nuestra diaria existencia y esperar a que llegue pronto Navidad para poder reunir a todos y disfrutar con el guirigay que estoy seguro se formara en torno al Belén con abuelos nietos y demás familia yendo y viniendo.
Bendito barullo que aunque a veces desespera es sin embargo el fin principal de la familia disfrutar en amor y felicidad cada momento de convivencia por que a los abuelos eso nos da energía y suplemento de vida a pesar de que al final del día nos deje agotados, agotados pero felices.

 

María  y Carmen






 












                                ALHAMAR

                         

No hay comentarios:

Publicar un comentario